miércoles, 9 de mayo de 2012

INTERVENCIÓN. VUELVAN MAÑANA



El Estado prestamista. El riesgo de una intervención europea en España aumenta. Y nadie lo desea porque 500000 millones de euros necesarios para un rescate de las maltrechas arcas españolas no crecen  en los parques de Bruselas, han de salir de los europeos.

Ahora el Estado se ha convertido en un gran prestamista que igual salva un ayuntamiento que una autonomía en quiebra o grandes entidades financieras. Hay un riesgo de intoxicación generalizada.

Se prestan fondos públicos con intereses a administraciones públicas o financieras en quiebra técnica o intoxicadas. Por lo tanto, si no podían pagar antes del préstamo sus obligaciones tampoco podrán pagar ni las anteriores ni las nuevas. Sumando obligaciones anteriores y posteriores tendremos una mayor obligación de pago que difícilmente será satisfecha. La morosidad y la toxicidad se esparce por doquier.

Los préstamos públicos a entidades financieras se convierten en tóxicos ya que se conceden para tratar intoxicaciones -las peores por el "ladrillo"- y si el prestatario no pudiese devolver en tiempo y forma lo recibido entonces el Estado tendría mayores problemas de los que ya tiene. Los morosos que no devuelvan los fondos prestados ahogarán más, intoxicando también, al Estado español. 

Mientras, el paro sigue subiendo con la previsión de alcanzar los seis millones de desempleados. Las empresas de diferentes sectores siguen cerrando sus puertas y la morosidad bancaria sigue aumentando. Cada día se renegocian créditos y préstamos que los clientes, muchos de ellos de una solvencia histórica contrastada, no pueden pagar porque ellos tampoco reciben ingresos regulares de sus actividades profesionales o empresariales, si es que no han perdido el trabajo o han entrado ya en concurso de acreedores.

No olvidemos que la deuda pública española crece y se financia con intereses muy altos que será difícil afrontar con disminución de ingresos pese a los aumentos de impuestos.

Por tanto, estamos en la cuerda floja. No tenemos experiencias anteriores de este calibre y de todos depende aflojar el nudo que nos puede ahogar. Pero si nos intoxicamos de ruina entonces será la muerte por miseria.

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