sábado, 4 de agosto de 2012

ESPAÑA, RUINA ABSURDA





Aeropuerto de Ciudad Real, cerrado el 13 de abril de 2012. Con la pista más larga de Europa: 4,2 kilómetros, para recibir al mayor avión de pasajeros del mundo que nunca llegó. Sus cifras son escalofriantes:  Con capacidad operativa de 2,5 millones de viajeros anuales; en 2010, 33.520 pasajeros y en 2009, 53.557. El gobierno castellano manchego llegó a aportar 100 euros por cada viajero que llegaba al aeropuerto. La BBC ha intentado conocer, en este tórrido verano -27 de julio de 2012-, qué ha costado este aeropuerto y ha obtenido cifras de coste de construcción que van de los 350 millones a más de 1000 millones de euros. No se sabe qué ha costado.

En Europa nos miran con enorme desconfianza. No hubo ningún plan de viabilidad para esta instalación fantasma sólo un plan de construcción. Todos conocemos otros ejemplos desastrosos.

Esta es la ruina que acompaña de fondo al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy -heredero de Rodríguez Zapatero; heredero de Aznar y de sí mismo-, en su primera comparecencia tras un Consejo de Ministros -3 de agosto de 2012-. Ha esperado 8 meses para hacerlo y en lugar de entrar por la parte frontal lo hace de tapadillo desde el fondo de la sala aprovechando la espalda de los periodistas.

No se puede tapar la ruina española. El análisis periodístico de que no habrá ayuda, sólo humillación, es certero. Tan certero como que las pensiones acabarán recortándose en España. Ya lo ha anunciado Rajoy, el inmóvil, "las pensiones no se van a recortar". Lo que significa todo lo contrario.

Gastamos anualmente unos 90.000 millones de euros más de lo que ingresamos en España. En los últimos cuatro años arrastramos 350.000 millones de euros de déficit. La deuda pública española se financia con intereses insoportables. Nuestra deuda externa, recordada por el propio Rajoy, es de 900.000 millones de euros. Sólo tenemos dinero público para aguantar, sin rescate europeo, unos meses -se habla de dos meses-. No se puede cuadrar un círculo: agujero negro que nos puede engullir a todos.

Recortar en coches oficiales o subvenciones absurdas es una anécdota. No se cierran televisiones autonómicas, ni se prescinde de las Diputaciones provinciales, ni se eliminan Consejerías autonómicas, ni se aborda una verdadera reforma de la estructura de un Estado con unos 445.000 políticos. Aún así, el 70 por ciento del gasto de las autonomías está centrado en educación y sanidad. Ni se dice qué autonomías están en quiebra técnica, además de las destacadas como Cataluña o Comunidad Valenciana. ¿Quién le pone el cascabel al gato? Nadie.

No hay solución. La Constitución Española nació de un gran pacto,"café para todos"; no vamos a volver al Estado pre autonómico. Nos hundimos con nuestras banderas. Enseñas manchadas con barro del lodazal hispano-popular, socialista, nacionalista, corrupción de todos los colores-.

El enfado de los ciudadanos que no han participado en la orgía de dinero público dilapidado, malgastado, robado, es cada vez más palpable. Los que asistimos, con la razón en  la mano, a esta quiebra del Estado y de sus autonomías, sin olvidar a los ayuntamientos que tienen deudas milenarias, no  tenemos por qué pagar los platos rotos de una bacanal que contó también con promotores inmobiliarios sin escrúpulos, cajas de ahorros politizadas dispuestas a financiar cualquier desastre financiero como el Aeropuerto de Ciudad Real -Caja Castilla La Mancha-, sin exceptuar bancos como Banco de Valencia.

Mientras, todo son palabras europeas y no verdaderos hechos de apoyo. No somos de fiar.


España, España, quién te ha  visto y quién te ve. A punto de pedir el rescate hincando la rodilla en el barro.