jueves, 29 de noviembre de 2012

WE DON´T NEED ANOTHER HERO


Un héroe para sacarnos de este atolladero nos vendría muy bien. Enviado de otro planeta, como en las historias de ficción, para encontrar la salida mágica que no somos capaces de localizar.

Queremos vivir sin esta angustia diaria que nos está asfixiando.

Nos gustaría que un héroe acabase con esta depresión económica y social.

Y todos, o casi todos, coincidimos en que no queremos más héroes que vengan a prometer lo que no cumplirán nunca; ni aquellos que después hacen lo contrario de lo dicho.

No queremos héroes de pacotilla, ni de tercera, ni de segunda. Queremos uno de primera que vuele por encima de todas las estafas y saqueos que nos han llevado a este triste y dramático momento histórico.

No queremos políticos de boca tuerta, falsa expresión, ni de cejas levantadas, ni nacionales ni nacionalistas, con salidas de pata de banco para ocultar sus verdaderas miserias. No queremos más mentirosos; y sobre todo, no queremos a aquellos que despilfarran el dinero público, ni a los que aprovechando que no les vemos, cuando no están en público, se quedan una parte de lo presupuestado, o exigen comisiones ilegales a cambio de favores políticos, adjudicaciones o beneficiosos negocios para intereses privados.

No queremos a los que nos han arruinado.

Estamos hartos de bocazas que dicen algo llamativo para el titular del día que mañana será viento del olvido.

Ni en una situación tan grave como la actual afloran todos los casos de corrupción. Los que conocemos son la punta del iceberg, hay muchos escondidos y una gran parte no se conocerá nunca por motivos variados. Si saliera a la luz pública toda la porquería, el sistema político actual se desmoronaría e incluso el financiero, que ha sido apuntalado con decenas de miles de millones de euros públicos.

Son demasiadas grietas y no encontramos un material apropiado para taparlas. Es la cimentación la que está dañada, no son fisuras superficiales, nadie se atreverá a llegar tan lejos. Se ponen paños calientes para aguantar, hasta 2014 o 2015, esperando que todo mejore sin reformar a fondo los sistemas que no funcionan bien.

Tendremos que salir de este lodazal, los que podamos, sin esperar ninguna gran transformación. Se perderá una gran oportunidad. Por eso no vendrá ningún gran héroe a salvarnos; no lo merecemos.

sábado, 10 de noviembre de 2012

ANA BOTELLA INÚTIL POR EXCELENCIA


Siendo el momento de demostrar que es responsable ante la ciudad que gobierna no lo ha demostrado. Por ello, mantenemos lo escrito el pasado 4 de noviembre: Ana Botella debe dimitir. No es útil a la sociedad, ni al ayuntamiento que preside. Ha sido incapaz, de ahí su inutilidad, de poner los puntos sobre las íes "desde el minuto uno" -la expresión del minuto uno la ha usado la propia Botella para defender su papel-.

Sin saber sus idas y venidas al spa lisboeta ya nos parecía que por su incapacidad de liderar el esclarecimiento de los hechos y de exigir la depuración de responsabilidades, caiga quien caiga, debía dimitir. El asunto de Lisboa lo agrava más todo.

El contubernio entre políticos y empresarios ni ha acabado ni acabará nunca en este país porque forma parte de la cultura española y está tan enraizado que no se puede erradicar. Por mucho que lo intenten unos pocos. Eso sí, cuando una tragedia, en la que mueren cuatro jóvenes, pone al descubierto los oscuros tratos de favor: Hay que ser valiente tomando las riendas, en este caso la vara de mando de alcaldesa, para que la verdad resplandezca. Una comisión interna de investigación es insuficiente; Botella la descartó el 6 de noviembre y días después la anuncia para evitar una investigación independiente. Otro motivo más para pedir la dimisión de Botella.

Que sea esposa de un ex presidente del Gobierno de España no debe influir en ninguna valoración política sobre la valía de Ana Botella, siempre que la demuestre. Si no la demuestra y entonces sí hay que pensar que por ser quien es ha sido la segunda de a bordo con Ruiz Gallardón, apreciado por Aznar, y ha acabado siendo alcaldesa de Madrid sin ganar unas elecciones. Como alcaldesa incompetente debe marcharse, las inauguraciones y los actos de postín se han acabado. 

Ahora hay que afrontar una situación difícil y llegar al fondo de la verdad para conocer qué irregularidades se han cometido y quienes son los responsables de las mismas. Su expresión, en la imagen superior, no es la de una persona dispuesta a afrontar las consecuencias de la tragedia de Madrid Arena y su respuesta -"no"- en rueda de prensa a la pregunta "¿piensa dimitir?" es un no lanzado de una forma altiva con un toque de desprecio hacia quien pregunta. Debe marcharse. No se irá porque la dignidad de dimitir cuando toca no forma parte de la conducta habitual de los políticos españoles que se resisten como gato panza arriba a abandonar sus cargos. Por ello, hay cada vez una mayor distancia entre los ciudadanos que piden gestión responsable, eficaz, y la llamada casta política que va representando menos los intereses generales y más los particulares.

domingo, 4 de noviembre de 2012

MADRID ARENA, ESPAÑA CAL


Una de cal y otra de arena. Para rematar mezclamos arena y cal con fango putrefacto. España es un país con demasiados estafadores, malversadores, prevaricadores, mentirosos y delincuentes sin escrúpulos. A pesar de los escándalos, de todo tipo, aún campa a sus anchas en España la codicia; como si no hubiese sucedido nada desde finales de 2007 cuando el gran globo inmobiliario empezó a perder aire mostrando lo miserables que podemos llegar a ser.

La tragedia del Trhiller Music Park en Madrid Arena -durante la madrugada del 1 de noviembre- en la que han perdido la vida cuatro jóvenes, Belén, Cristina, Katia y Rocío, se podría haber evitado. Una mejor organización de seguridad preventiva, distribución por áreas de los asistentes y sobre todo un estricto control del aforo permitido para no ser sobrepasado en ningún momento, habrían la avalancha mortal.

La máxima que muchos empresarios de grandes espectáculos sí respetan es la de no sobrepasar el aforo permitido. Es ilegal sobrepasarlo y pone en peligro a los asistentes. No respetar el aforo es una irresponsabilidad que puede tener consecuencias fatales. Este evento, que acabó con muertos y heridos por avalancha humana, parecía concebido más como un engendro para ganar dinero que como un festival de música para la diversión sin riesgo de miles de jóvenes. Si en la pista central sólo caben, con seguridad, 3680 personas: No caben más. El resto de asistentes deberían haber tenido otro tipo de entrada, más barata, para acceder a las otras zonas, igualmente con aforo limitado, de Madrid Arena. O los interesados en estar en la pista central deberían haber pagado más siempre con el límite de entradas emitidas según aforo marcado. Es algo básico. Quien transgreda algo así y se salte las pautas de seguridad está exponiendo a todos los asistentes a un riesgo de consecuencias impredecibles.

En este caso el Ayuntamiento de Madrid es responsable civil subsidiario tras el promotor de este desgraciado evento. Un promotor que no está ni al corriente en el pago a la Seguridad Social, al que el consistorio madrileño no rechazó para alquilar Madrid Arena porque la empresa pública Madrid Espacios y Congresos no está obligada a exigir ese requisito, sí la  administración pública pero no una empresa pública -aunque dependa de arcas públicas-. Lo que sí puede hacer la empresa pública, y al parecer no hizo, es controlar el estricto cumplimiento de las normativas de aforo, seguridad y desalojo de un local de propiedad pública arrendado.

Y todo lo que se le ocurre a la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, en lugar de asumir fallos de control, es anunciar que los eventos "de estas características" no se volverán a celebrar en recintos municipales de Madrid. Anuncio hecho con cara de circunstancias y con verdadero pánico escénico. Entonces, si no puede asumir los fallos de control que se han dado en este y posiblemente en eventos anteriores, lo que debe hacer es dimitir por su manifiesta incapacidad para liderar un equipo de gobierno poniendo los puntos sobre las íes, caiga quien caiga. El temor a gobernar es lo peor que le puede pasar a un cargo público. Por ello, debe dimitir y no lo hará porque en España no se dimite: Se aguanta agarrado, o agarrada, al sillón institucional hasta que escampe.

Lejos queda la imagen de aquella Ana Botella a principios de los noventa, esposa del candidato popular José María Aznar que después ganaría las elecciones generales de 1996, pidiendo en los medios de comunicación una regeneración de la política española ahogada por el felipismo. Quién te ha visto y quién te ve, Ana Botella. Ahora, cuando no se trata de una inauguración, ni de un acto para mayor gloria de cargos públicos, es incapaz de asumir la vara de mando y anunciar una investigación interna para ver qué resortes del Ayuntamiento de Madrid han fallado, aunque la gran responsabilidad sea del promotor de la fiesta musical. Por ello, debería tener la decencia de marcharse a casa ya que no piensa ejercer la autoridad pública que el pleno le ha otorgado -los ciudadanos estrictamente no, puesto que las elecciones las ganó el ahora ministro Alberto Ruiz Gallardón-.

Lo publicado, las presuntas irregularidades cometidas en este caso, evidencia que nuestro país sigue instalado en la cultura del dinero fácil y del todo vale. El mercadeo entre políticos y empresarios continúa en la vida española pese a todo y pese a todos. Millones de ciudadanos esperan en vano un cambio de conducta, de control; en definitiva, esperan una ética que no llega.

Por eso es más doloroso ver las imágenes de Madrid Arena con jóvenes aplastados en un embudo absurdo y mortal, porque es la lamentable confirmación de que el ansia de ganar dinero pasará siempre por encima de una sociedad que no quiere ser aplastada, engañada, esquilmada, ni estafada.

*Las dos imágenes que acompañan este texto han sido tomadas en la trágica madrugada del 1 de noviembre de 2012 en Madrid Arena.