Resiste la nave, de momento, sin hundirse. Si bien se ha ladeado tanto que amenaza con desaparecer totalmente y ser arrastrada por las corrientes a una sima cercana. Un temporal financiero podría acabar de empujar el cascarón herido a esa terrible fosa marina.
El capitán llegó a huir de la nave y lo hizo por lo que en un edificio terrestre se llama garaje. Huyó, sin decir nada, el pasado 10 de abril. De una forma cobarde, superado por las circunstancias, dejando estupefactos y enfadadísimos a los pasajeros. Sin articular palabra y sin hacer frente a la situación desapareció. Al día siguiente volvió pero siguió sin tranquilizar a los afectados.
El lunes 28 de mayo el capitán decidió dar la cara y hablar. El efecto de su comparecencia fue seguido de un fuerte oleaje que situó el riesgo de la nave en su nivel máximo desde las primeras colisiones: 539 puntos marcaba el miércoles 30 de mayo a mediodía.
Una de las torpezas cometidas en la comparecencia del 28 de mayo fue decir que "Bankia no tiene absolutamente nada que ver con la prima de riesgo" y ésta siguió desbocada hasta el nivel más alto de los alcanzados antes.
Las noticias relacionadas con el estado de la nave son cada día más preocupantes. Es un barco de tantas toneladas que dificulta enormemente cualquier posible acción de remolque o rescate. Ese es uno de los motivos por los que aún no ha sido rescatado. Se calcula que el coste de la operación de rescate sería como mínimo de 500000 millones de euros. Y por otra parte, el capitán del barco aún confía en ponerlo a flote de nuevo con medios propios.
Mientras, los posibles rescatadores barajan ya acciones directas y parciales, actuando sobre el agujero negro de Bankia para evitar el colapso total de la nave que por su cercanía podría ser engullida.
Lo ocurrido con España nos recuerda la terrible colisión del Costa Concordia frente a la costa de Giglio -en la noche del 13 de enero de 2012- ocasionada por la irresponsabilidad humana. Así estamos: varados, encallados, con sendas vías de agua y peligrosamente escorados. Ahora, en un tono diferente, podemos usar las palabras del aterrorizado capitán del Costa Concordia, Francesco Schettino, al huir de la nave: "¡Está oscuro¡" La mayoría de los pasajeros de la nave llamada España está sorprendiendo, por su coraje y agallas, a los posibles rescatadores y auxiliadores.
Dedicado a las personas que día a día, pese a todo, luchan por no ahogarse mientras achican agua del casco herido de España.
Fotografía del Costa Concordia varado en Giglio tomada por Filippo Monteforte -AFP/Getty Images-.