miércoles, 5 de octubre de 2011

ZAPATERO EN BOLAS




Zapatero desnudo en una convención política internacional se convertiría en noticia mundial en un instante.


Nos daría vergüenza que nuestro presidente acudiese desnudo a una cita destacada.


Sin embargo, es como acude: Desnudo de ideas para encauzar la crisis galopante internacional y nacional que nos sacude terriblemente desde 2007 y lo que es peor, desnudo de capital remanente tras haber vaciado la caja con medidas absurdas como la de los 400 euros de devolución en el IRPF. 


Se han ido, como las hojas de otoño, llevados por el viento de la equivocación, qué terrible¡¡, centenares de miles de millones de euros. Un reciente cálculo considera que los macro-errores cometidos por Zapatero y su gobierno, incluyendo el excesivo gasto público, nos van a costar a los españoles medio billón de euros -la mitad del PIB de España-.


Un recuento sitúa en unos 28.000 millones de euros el error de devolver en varias ocasiones 400 euros a declarantes del IRPF. 


Pasa a la historia como el peor presidente de la democracia española. 


Y nos deja desnudos ante el mundo. 


Por mucho traje que se ponga, normalmente le quedan mal -algo que no comprendo ya que hay buenos sastres-, le vemos desnudo. Sin contenido alguno. 


Es incomprensible cómo se han perdido todos los trenes para reencauzar la  brutal sacudida económica que nos está hundiendo desde hace cuatro años.


Le hemos pagado para que liderara una salida y ha sido incapaz. Y una parte de los electores: Le ha pagado y además le ha votado. 


Ahora se va y tendría que responsabilizarse de alguna manera por los errores cometidos. Vaciar la caja estatal con medidas equivocadas y marcharse a casa no se acaba de entender.


Tampoco se entiende que estemos pagando a políticos, de diferentes partidos, que nos decepcionan una y otra vez.


España debería quedarse desnuda de políticos ineficaces, ineptos y necios. Tal vez así mejoraríamos y nos vestiríamos mejor.

viernes, 23 de septiembre de 2011

EUROS QUE NO SON PESETAS




Si proyectamos parte de lo que ocurrirá en 2012 no nos gustará nada lo que podamos ver. 


No nos agradará que se agrave más la situación económica de millones de personas que han perdido su empleo y que no pueden encontrar uno nuevo.


Ni nos hará ninguna gracia que, sea quien sea, haya una incapacidad generalizada para reducir costes en las instituciones públicas y evitar duplicidades de competencias, personal excesivo y sobre todo medidas equivocadas que cuestan muchísimo dinero.


Ni estamos de acuerdo en que los impagos de entidades públicas sigan sin resolver y generen cada vez más problemas en servicios que hemos pagado para que funcionen correctamente.


Quisiéramos ver una mejoría. En este instante, no la vemos.


Nos va a costar mucho salir de este atolladero.


La gran mayoría quiere seguir pagando en euros pero si hundimos aún más la economía europea, ya de por sí muy tocada, puede que nos veamos metidos, a la fuerza, en un tren que nos va a llevar de nuevo a la estación de la peseta. Una estación polvorienta que creíamos obsoleta y que puede que tengamos que poner de nuevo en funcionamiento.


No queremos volver a esa vieja estación, la gran mayoría, pero si ese momento llega será terrible lo que lo acompañará. 


Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades: Tanto en lo privado como en lo público y la deuda ha crecido de forma tan desorbitada que el problema ha pasado a ser internacional.


Durante los años 90 se habló de cómo un nuevo ser humano podía desarrollarse en el mundo avanzado: Más sensible, más intuitivo, mejor. 


Ahora a finales de 2011 vemos que no ha sido así: La codicia, falta de ética, superficialidad, vanidad, gasto superfluo, corrupción política, medidas absurdas, nos han convertido en lo que eramos antes de empezar a gastar lo que no teníamos: Seres poco evolucionados, incapaces de ser menos egoístas y más sinceros,  incapaces de ser menos materialistas y más generosos.


Ahora, los que han gastado con ética y seriedad están pagando los platos rotos de otros. Lo peor es que mientras pagan platos rotos los siguen rompiendo ante tus ojos.


No creo que podamos soportar mucho más esta situación. Lo lamento, aún me queda algo de optimismo pero veo muy difícil una salida rápida a esta situación. Será lenta y dolorosa. 


Ya duele, desde 2008, porque además de una crisis económica es una depresión social. Terrible. 


Quiero ver un presente y un futuro mejores, si bien, las nubes tapan el sol y no sé cuando volverá a salir.


Aún así sonrío de nuevo y busco personas que son conscientes de lo que ocurre y que no han participado de una locura colectiva que nos ha llevado al borde del abismo.


No seamos tan insensatos como para querer volar sobre el vacío sin alas y sin paracaídas.


* Vuelvo a escribir en este blog tras más de un año de ausencia.