viernes, 20 de abril de 2012

CORINNA REINA DEL MOMENTO



La fotografía es del año 2006 y está tomada en un acto público celebrado en Barcelona, publicada por Berliner Morgenpost y por otros medios.

Atravesamos momentos difíciles en España, críticos, y sólo nos faltaba para convertirlo en un vodevil los enredos de un monarca con una ciudadana alemana, separada dos veces -una de ellas de un príncipe-, que responde al nombre de Corinna zu Sayn-Wittgenstein.

En los últimos días desde numerosos medios de comunicación se ha recordado, refrescado o contado por primera vez que Corinna vive en un chalet en El Pardo, cerca del palacio de la Zarzuela; su afición por las cacerías de grandes animales que incluso puede organizar; otros gustos de alto nivel, así como contactos de élite en el mundo empresarial e incluso entre la monarquía saudí.

Sería un vodevil hilarante si no fuese por la dramática hora crucial que vive España; una hora larguísima convertida en lustro que va encadenando todas las fases de una terrible crisis económica y social. Agravándose más y más, cada año, cada mes y ahora: cada día.

No es hilarante porque se trata del Rey. Se ha abierto la cacería y la lista de sus correrías, con o sin escopeta, con numerosas mujeres se publica por toda Europa.

Tiro al Rey. Los focos están encendidos y saldrán más trapos sucios a la luz.

¿Y la Reina qué?

Esa es la pregunta que se hacen muchos ciudadanos y muchos analistas.

La Reina lleva aguantando mucho tiempo y su visita de menos de media hora al Rey hospitalizado, tras el batacazo nocturno en Botsuana, ha sido muy llamativa.

Estamos cerca o lejos de un desenlace llamativo. No lo sabemos.

En todo caso, es lamentable que una monarquía anacrónica, como todas en el siglo XXI, dé un espectáculo tan criticable en una sociedad moderna y democrática como la española.

Se abre, aunque la humareda y el estruendo de la pólvora africana nos lo impide aún, un momento de reflexión que se une a una crisis de valores por una realidad resquebrajada tras vivir por encima de nuestras posibilidades.

Que sea Corinna la reina del momento no debe hacernos olvidar que los responsables de que esté pasando así somos todos. Y el Rey más.  

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