viernes, 23 de septiembre de 2011

EUROS QUE NO SON PESETAS




Si proyectamos parte de lo que ocurrirá en 2012 no nos gustará nada lo que podamos ver. 


No nos agradará que se agrave más la situación económica de millones de personas que han perdido su empleo y que no pueden encontrar uno nuevo.


Ni nos hará ninguna gracia que, sea quien sea, haya una incapacidad generalizada para reducir costes en las instituciones públicas y evitar duplicidades de competencias, personal excesivo y sobre todo medidas equivocadas que cuestan muchísimo dinero.


Ni estamos de acuerdo en que los impagos de entidades públicas sigan sin resolver y generen cada vez más problemas en servicios que hemos pagado para que funcionen correctamente.


Quisiéramos ver una mejoría. En este instante, no la vemos.


Nos va a costar mucho salir de este atolladero.


La gran mayoría quiere seguir pagando en euros pero si hundimos aún más la economía europea, ya de por sí muy tocada, puede que nos veamos metidos, a la fuerza, en un tren que nos va a llevar de nuevo a la estación de la peseta. Una estación polvorienta que creíamos obsoleta y que puede que tengamos que poner de nuevo en funcionamiento.


No queremos volver a esa vieja estación, la gran mayoría, pero si ese momento llega será terrible lo que lo acompañará. 


Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades: Tanto en lo privado como en lo público y la deuda ha crecido de forma tan desorbitada que el problema ha pasado a ser internacional.


Durante los años 90 se habló de cómo un nuevo ser humano podía desarrollarse en el mundo avanzado: Más sensible, más intuitivo, mejor. 


Ahora a finales de 2011 vemos que no ha sido así: La codicia, falta de ética, superficialidad, vanidad, gasto superfluo, corrupción política, medidas absurdas, nos han convertido en lo que eramos antes de empezar a gastar lo que no teníamos: Seres poco evolucionados, incapaces de ser menos egoístas y más sinceros,  incapaces de ser menos materialistas y más generosos.


Ahora, los que han gastado con ética y seriedad están pagando los platos rotos de otros. Lo peor es que mientras pagan platos rotos los siguen rompiendo ante tus ojos.


No creo que podamos soportar mucho más esta situación. Lo lamento, aún me queda algo de optimismo pero veo muy difícil una salida rápida a esta situación. Será lenta y dolorosa. 


Ya duele, desde 2008, porque además de una crisis económica es una depresión social. Terrible. 


Quiero ver un presente y un futuro mejores, si bien, las nubes tapan el sol y no sé cuando volverá a salir.


Aún así sonrío de nuevo y busco personas que son conscientes de lo que ocurre y que no han participado de una locura colectiva que nos ha llevado al borde del abismo.


No seamos tan insensatos como para querer volar sobre el vacío sin alas y sin paracaídas.


* Vuelvo a escribir en este blog tras más de un año de ausencia.