domingo, 14 de abril de 2013

EGOÍSMO ESPAÑOL CRECIENTE


El ambiente de pobreza creciente en España nos está llevando a un egoísmo creciente.

Las asociaciones sin ánimo de lucro, las organizaciones no gubernamentales ayudan a desahuciados, pobres, hambrientos, desamparados, discapacitados, ancianos sin recursos o bebés de familias rotas... La ayuda social existe, si bien, el egoísmo individual tiene una mayor presencia y lo invade todo.

Es un egoísmo silencioso. Un silencio egoísta que se puede mascar en el aire. Cada mañana, al entrar en un tren, en un autobús; cada tarde, al andar por las calles y pasar junto a tiendas, restaurantes, hoteles... Lo vamos viendo en los rostros que se cruzan con nosotros.

Es el silencio del egoísmo el que da aliento a los que ya creían en el egoísmo antes de la llegada de este gélido egoísmo, más frío que el anterior.

Es la insoportable certeza de que esta crisis de pobreza es también la crisis de nuestra sociedad y de nuestra propia forma de ser, como individuos en ciudades que alimentan las conductas egoístas.

Es la certeza de que volveremos a coger un autobús, un tren, un avión o un coche y si por el camino alguien necesita ayuda, seguramente lo miraremos, pensaremos algo, no diremos nada y seguiremos andando casi sin pestañear. Eso sí, deseando que algo así no nos suceda nunca.

1 comentario:

  1. Soy egoísta como casi todos y también me enfado si alguien se coloca delante de mí muy lento cuando conduzco con prisas.

    Me molestan, a veces, las colas y tener que esperar.

    Voy a la mía, lamento la pobreza de otros pero me implico poco para ayudarles.

    Soy como muchos. Como casi todos.

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